
[Cuento] ‘La escritora de sueños’ de Isa Hdez.
Araya caminaba con premura por la calle adoquinada, erguida y firme, a pesar de que siempre iba cargada de libros…
Araya caminaba con premura por la calle adoquinada, erguida y firme, a pesar de que siempre iba cargada de libros…
El tiempo de la sangre ha llegado. El tiempo de acabar con todo. Armagedón es el nombre de cada una…
—¡Tú no tienes ningún derecho a poseer mi alma! No cuentas con los permisos adecuados, ¡y exijo que abandones mi…
G Una mano se desdobla en la penumbra: una que se tiende hacia mí y me ofrece su ayuda. Estoy…
En memoria de José Eduardo Ravelo El Güero Pato se pavonea sobre la plaza principal de la granja…
–Actúen naturales–, Meot nos ordenó a Marlon y a mí mientras desfilábamos junto a un par de policías en patrulla….
Abrí la puerta de la casa y grité para avisar que había llegado. Rex, el pastor alemán que me regaló…
Esa mañana mi hermana Clara me llamó para pedirme que la acompañara a limpiar la casa de la tía Nélida. …
Buscaba sus llaves cuando sin querer dejó en algún sitio sus empañados espejuelos. Afuera había luna llena y noche fría….
El médico había estado observando los papeles que tenía sobre el escritorio, echándonos un vistazo de vez en cuando solo…
Aún recuerdo la primera vez que la vi, nos conocimos en la universidad, ambos cursábamos la carrera ingeniería informática y…
Sus movimientos rápidos, precisos. Su pie se alza, con mortal habilidad hacia la cabeza del contrincante. La coleta de su…
25 de enero del 2018. Hoy es el primer día del resto de mi vida. He decidido seguir adelante pese…
Mil años hace que la cruz de ocho brazos y el águila bicéfala decoran el arquitrabe de la Puerta Xylokerkos;…
Oliver O‘Henry valía veinte monedas de plata. De haber terminado el último año de abogacía y haber trabajado en el…
El viejo rabino repasa, una y otra vez, los papeles que el enorme caballero le entregó. El extraño visitante tocó…
Eran días de mucha alegría. Se volverían a reunir las tres, tras casi quince años. Un acontecimiento feliz lo posibilitaba….
El 3 de diciembre, el viento cambió de la noche a la mañana, y llegó el invierno. De acuerdo a…
Sabía bien que Úrsula no podría estar más tiempo aquí. Ella moriría más tarde. Tengo media hora de conocerla. Llegué…
–Está usted metido en un grave aprieto –añadió, sonriéndole con cierta indiferencia, justo antes de volcar la vista frente a…
Bajo un prístino y despejado azul cielo de otoño, sentados en la terraza de un escondido local de café Francés,…
Dos cuentos de Cristina Arreola Márquez. Líbranos, señor Este maldito zumbido que no cesa. Al primero de nosotros lo vi…
Era obligatorio dejar pasar la vergüenza y aceptar que la sordera y yo éramos casi inseparables. El olvido de pasar…
Por Rosario Olmedo Beatriz se marcho del pueblo. ¿ Que pensaría esa muchachita inquieta, caprichosa e inocente que ni…